Se bajaría del taxi sabiendose sola. Tendría ya la certeza del futuro abandono. Lloraría angustiada por la próxima ruptura. Estaría de luto por aquél a quien le había confiado sus sueños.
O podía esperar, ser paciente, tratar de cuidar lo poco que le quedaba. Descansar por las noches para seguir contandole sus sueños por la mañana. No bajar los brazos.
Tendría esperanzas, sería cautelosa, amaría como si nunca la hubieren lastimado. Guardaría las lágrimas aun sin saber si las necesitaría.
De ese frágil amor hay tanto dicho ya...
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