[todo lo que tengo se lo he pedido prestado a mi imaginación]


29 diciembre 2012

Eco hacia el olvido

En el reflejo no es una sino dos. No es ella ya; son otras. A qué habrán venido?
Hay un miedo, profundo y constante, que carcome su paciencia. Y en aquella proyección se ve, duplicado, en sus miradas. Bienvenido.

Quién guiará sus pasos ahora que se han quedado ciegas? Quién las reunirá en un mismo y único cuerpo cuando en los reflejos comiencen a multiplicarse hasta ser sólo partículas de lo que hayan sido? Habrá un 'mañana' si al subir el sol se apaga lo que hoy muestra ese espejo? Quedarán vacías las palabras que ayer él susurrara suave junto a su oído? De qué sabor serán los besos que les regale, besando el vidrio? Si la ventana se cerrara, ya no entrarían nunca más al nido? Será la noche? Será la lluvia? Sería, acaso, el vino?
Se marcha la paciencia tal como ha venido.

En sus miradas, sólo quedará el olvido. Y en ese miedo oscuro, un pétalo de muerte cae y resbala hacia el delirio. Se rompe en mil pedazos, se hace trizas y ni siquiera se escucha un quejido. La noche no es tan larga, lo dicen ellas y ya se asoma el sol aunque aún no haya amanecido.

Se vuelve una. Se callan las preguntas. Volverá mañana pues hoy no ha sido.