Se reúnen las caras
volviéndose una
cuando la partida se consuma.
Y,
en los más
inoportunos
silencios
retumban
los ecos
de tus adioses.
Sos todos y ninguno
alejándote de mi.
Mis manos quedan
gastadas de extrañar
piel. La tuya
la anterior
las otras.
Se ajan
resquebrajan
Lloro lágrimas que no te corresponden
tengo miedos que no invocan tus acciones.
No te creo
y en realidad no son tus mentiras las que me confunden.
Cada distancia
cada trunca historia
todas
se hilvanan
con tus puntadas
y reunen
los retazos
en mi descocido corazón
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