[todo lo que tengo se lo he pedido prestado a mi imaginación]


16 septiembre 2011

brindis

Tose y se tapa la boca con las dos manos. En un gesto involuntario se le escapan ganas de vomitar que reprime y corre al baño.
Desde la sala, se la escucha toser más y un poco más. Se la escucha y causa tos; contagioso como ver a alguien bostezar. Todos hacen una gran arcada y al darse cuenta, vuelven a toser. Ella, en el baño, escupe sangre y salpica un poco el espejo. Se moja la cara y se enjuaga la boca con un buche de agua tibia. Se pone en un dedo un poco de pasta de dientes, se la frota por las muelas y hace espuma. Vuelve a escupir y el agua sale rosa.
Al mirarse nuevamente se encuentra el rimel desparramado sobre los ojos y aún lágrimas después de las arcadas. Entonces toma un pedazo de algodón, crema humectante y se demaquilla. Se pone 5 puntos de base, polvo compacto, rubor y sombra en los ojos. Brillo labial, delineador, rimel nuevamente. Se saca el flequillo de la cara con un clip y luego se recoge los rulos dorados con una hebilla de gancho.
Hidrata sus manos con una loción perfumada con castañas, rectifica su perfume importado en las muñecas.
Hace una última inspección de su semblante en el reflejo y sonríe, con ánimo. Abre la puerta y sale.
Allí, nadie se habría atrevido a hablar sino hasta poder verle el rostro. Ahora, con la certeza de  su bienestar uno de los invitados aplaude y vocifera chistes relacionados con su demora y le atribuye a la tos la liviandad de una excusa. Ella, al sentarse nuevamente junto a todos, aclara la garganta y abre la velada con voz metálica, controlada, monotonal levantando su copa de Pinot Noir.
- Por los años, por los proyectos, por el futuro...
Y, mientras sus amigos ríen y chocan cristales, susurra para sus adentros "...los que hemos compartido, los que alcancé, el que ya llegó..." y bebe. Un poco para distraerse y otro poco para callar a su garganta, desesperada, sangrienta.