[todo lo que tengo se lo he pedido prestado a mi imaginación]


24 enero 2009

Tierra Negra

Juan:
Esta es la tercera carta que te escribo, y como las otras dos, está jamás llegará a tus manos.
Me dicen que estás en la Capital pero no me dicen cómo, ni dónde exactamente.
Tuvimos una hija hermosa, se parece a vos. Pero de eso tampoco te vas a enterar. Te fuiste antes de que Pili naciera.
Dieguito te extraña tanto o más que yo. No entiende por qué nunca volviste de las minas. El otro día me preguntó si te habían matado, no pude contener las lagrimas. ¿TE MATARON? Juan, te necesito. Qué le respondo a mis hijos, cómo los tranquilizo si yo no estoy tranquila?
Las cosas siguen como siempre. Comemos poco, trabajamos mucho. Nos duele el cuerpo y ya nadie se queja. Si estuvieses acá para darme fuerzas. Solías decirme que “esto se acabará”. Nadie como vos para hacerme creer que todavía quedan revolucionarios, que todavía hay esperanzas.
Dieguito llora, soñó algo feo. No sé que será pero realmente está angustiado.
Yo, todas las noches, sueño que te vas, que me das un beso en la frente (igual que el último beso que me diste) y me pedís que no te extrañe, que en unas horas volverás. Y yo en mis sueños TE CREO. Juan, yo te creo, y todavía pienso que estás vivo. Nadie te mató. Porque aunque me dijeran que caíste preso y fuiste muerto en alguna revolución, seguiría pensando que dentro mío, por lo menos, estás vivo.
No entiendo por qué no me dicen nada sobre vos. No entiendo esa necesidad de tenernos siempre al borde de la locura. Te juro que si no fuera por Diego y Pilar, yo ya me hubiese vuelto loca. Sólo por ellos sigo en pie, pese al dolor de tu ausencia, pese a la bronca que me produce esta vida miserable que llevamos todos.
No puedo seguir escribiendo. Me duelen los hombros de tanto picar y no quiero que los chicos me vean llorar.

Te amo. Siempre lo hice y ahora más que nunca.


Leticia.



Guardo tus libros, tus cartas, tu música;
Guardo un anillo, un pullover y un cinto;
Guardo tu pico y tu vaso de vino;
Te guardo en mi cuerpo y te guardo en mis hijos.

Y uso tu anillo,
Y bebo tu vaso de vino.
Mas nada te trae conmigo.
Me faltas y ya no me sirve tu cinto,

me faltas
y tu pullover no abriga,
y ya no me sirve tu pico.
Y leo tus libros, tus cartas
Y escucho tu música y abrazo a tus hijos.
Mas nada te trae conmigo.
Me faltas,
me falta tu pulso, tu aliento,
Me faltas, y siento que yo sin ti ya no vivo.
Mas nada te trae conmigo.

19 enero 2009

corazón de melón

Sos mi abrigo en noches de frío y mi refresco en las de agobiante calor. Mi hermana, mi amiga, mi madre, mi hija y mi amor. Sos mis mates dulces, mis tostadas con miel, mi media manzana, mi lomo al estragón. Sos arisca, inquieta, melosa, helada y fogón. Mis siestas a media luz, mis duchas, caminatas de parque y tarde de tele y sillón. Sos el puesto de diarios, las baldosas partidas, el charco, el farol. Sos el 160, Boedo y Pavón. Sos la muerte, el cielo, el infierno y también el cajón. Sos Lacoste, Gabbana, Versace y Dior. Mi musa, maestra y mentor. Sos mi religión, sos la iglesia y también el pastor. Sos mi vida, mi mundo completo, sos Dios. Sos un suspiro, un susurro o un grito de horror. Sos los once, la cancha, el arquero y el gol. Mi mujer, la señora Ana Laura Carreras Puyol.

Loca

Que no se siente bien y nada le sale como parece. Que ya no sabe quién es y esto no se lo merece. Es cruel, la vida es cruel y nadie la entiende. Es dura, es complicada y aturde. Dan ganas de gritar hasta sangrar pulmones por la boca.
Es uno de esos días grises y fríos aunque afuera la musculosa haga furor.
Corre hasta la puerta de su casa y se agita.
Y el ascensor?? -qué chiquito que parece, mi Dios! que no se caiga, que no se caiga!
Vamos a jugar un rato- pensó y comenzó a disfrazarse.
Juego a que soy linda -y se puso una pollera; -y a que soy flaca -y se miraba las piernas reflejadas en la ventana del balcón. -A que soy alta, soy puta, soy actriz... Tacos, escote, mucho rouge... -Me miran todos, me sacan fotos, me quieren tocar- y se revuelca en el piso todavía tibio.
-Juguemos a que estoy loca. A que me internan, a que me quiero morir.
Y saca de su bolso las pastillas.
Prepara un mate, un faso, un pucho y galletitas. La mise en place de la muerte. Se pone aros y anillos, se pone linda. Prende el pucho y la música, y por las dudas, la tele.
Y porque le vienen ganas de escribir, la compu.
Y en la licuadora mental las ideas se confunden, no sabe quién es ni qué quiere, a quién extraña o qué perdió. -La conciencia, eso es lo que perdí.
Pita el cigarrillo, el faso, el mate y traga una galletita. Se traga las lágrimas también. Llora porque no quería que todo terminara así, pero ya no sabe como seguir. Y con el rimel desparramado por la cara ya no se siente ni linda ni mucho menos actriz.
-Ya no quiero jugar más, pero a esta altura ya no puede abandonar. Y se abandona. Da miedo. Se sumerge en una nebulosa. Es confuso.
La tele en el piso y la música también, y ella, y los tacos y las pinturas. Y el reflejo en la ventana del balcón de sus piernas flacas. Parece una puta.
-No sé por qué pero me trago con cada mate una pastilla, mis pastillitas. Y se termina el faso, y las pastillas y las galletitas. Y cuándo fue que se sacó la pollera no lo sé pero en la ventana me veo en bolas, piel y hueso, y veo de a poquito todo lo que no fue.
Sale al balcón, más bien gordita, tiende camisas. Salen los gatos que corren y mastican plantas. Sale con amigas, entra. Se ve pintando las paredes. Se ve la luz a la madrugada. Se ven valijas, un ramo y el tocado.
Y las ventanas de achican y se la ve comiendo en familia, se ven velitas.
Y grita porque le duele. Y viaja en taxi sosteniéndose los pedacitos de hijo que se escapan.
Y frente a la computadora llora, -borracho dictador! grita y le da miedo.
Y una lucecita se apaga y en la ventana me veo despeinada y en camisa, durmiéndose para siempre. Latiéndome fuerte el corazón, sabiendo que cualquiera de estos latidos podría haber sido el último.
Y ronca. Espera que alguien la salve, pero la salve de verdad. La agarre fuerte del brazo y le diga: vení para acá y dejate de jugar, éste es el camino.
Se duerme. Y empieza la pesadilla.

10 enero 2009

mechones

Sol. Maldición, fuente de luz e hipocresía.
Amanece sobre los grises de mi cuadra. Veo por sobre las frazadas calidez de invierno crudo. Calidez de puertas adentro. Crudeza de asfaltos y noches enteras, eternas, de plazas y parques.
Sol, crudeza y calidez.
Amordazada por el viento. Atada a lejanas sensaciones de amargura. Segura de lo incompleto de lo cotidiano, de lo imperfecto de lo racional. Sostenida por la niebla del inconsciente. Atormentada por los oscuros recuerdos de su presencia. Destemplada cuando te invoco, cuando te alejo, cuando te traigo otra vez. Desnuda, vulnerable e inofensiva. Impenetrable, arisca y feroz cuando se acerca.
Años de soles de domingo. Años de reprimir escalofríos.
Mi querido amigo, si tan solo pudieras, si supieras que tus ironías me llenan de esperanzas.
Triste y desesperada, otrora frágil, te espero sentada en un cordón de alguna vereda del barrio. Sabes cuanto te necesito y eso parece asustarte. Pero yo más que tu siento el vacío alrededor nuestro, las ganas de vencer las imposiciones.
No hace tanto frío, no hoy.
Hace ya unos días de su partida y aun respiro su humedad. Sé que no va a dejar de llamarme, pero al menos lograré contenerme las lagrimas para no mostrarle al espejo cuan lastimado tengo el pecho.
Hoy el sol no me disgusta tanto como ayer. Y, aun cuando el reflejo que me ciega me lleva a lo más oculto de mis días, puedo resistirme de matarte y dejarte jugar con mis mechones de soledad. Puedo dejarme acariciar el lomo, cual gato inquieto, mientras no descanso y sólo pienso en lastimarme, o lastimarte, o pulir las asperezas de mi lengua, o de la tuya.
Mientras te dejo jugar con mis mechones de melancolía. Mientras me olvido por un rato de todo lo que nunca voy a olvidar.

08 enero 2009

violentamente sola

Me miro en el espejo, me corto el pelo de a mechones, me vuelvo a mirar. Un brillo especial en mis ojos me impide ver más allá.
Me siento perdida, ni sé lo que busco. Me araño las mejillas hasta que tibia sangre me arde en la cara. Con la tijera amenazo al espejo: te sacaré los ojos! y me río desafiante.
Me tajeo histéricamente las muñecas, me observo y lloro. Ni sé lo que busco!
Te odio! Grito y el espejo me lo devuelve furioso.
Vomito y cuando levanto la vista me encuentro tan sola que doy lástima.
Lleno la boca de agua y hago gárgaras. Escupo.
Y cuando siento la puerta ya es tarde.
Me miro al espejo y aquella pobre desgraciada tiene la tijera clavada en el corazón.
Y lloro.

04 enero 2009

en vela

de mis labios finitos cae un hilo de baba
desagradable
deforme
me toca la barba inundada de canas
y a su vez toca la almohada
un aliento, mi propio aliento, seca la baba
y se me seca la boca
y también la barba
una tos demoledora me despierta
y en un instante contrastan dos mundos bien opuestos:
la baba vizcosa y mi hermoso sueño
te tenía en mis brazos
nos estabamos amando
acariciaba tu larga cabellera
el viento nos refrescaba del sol
entonces estaba por darte un beso
y acercando mis labios a los tuyos
un hilo de baba y una tos me alejaban
y cuando pude reponerme tanto del sueño como de la tos
dormías a mi lado...

sobrevivientes

El frío ténue de marzoabril, la luz grisasea del cielo quedándose sin hojas, los ojos pastosos de los domingos vacíos de planes ni proyectos, la bufanda con olor a naftalina y la polera arrugada del año anterior, el helado derritiéndose en la boca y apretando el frío sobre el pecho.
La vereda pareciéndose a un cuadro impresionista, la música raspando en los oídos, mejor dicho: en las orejas, las manos sin consuelo que te esperan cada día, tristes y otoñales sin compañía. Ella y Aretha chillan despidiéndose del verano, y el día que se acorta para recibir a la nostálgia.
Entonces el miedo, por lo horrendo y sangriento, conserva un lugar reinante en mi vida. Y lloro lágrimas tibias, turbias.
Me despeino, me desnudo, me abandono y con una espada y un escudo avanzo.
Llegaré vivo al próximo Verano.

como cada otoño...

Voy a pedirte que no vuelvas, como cada otoño, a despeinarme las ideas, a ensordecerme el alma, a enfriar mi cama.
Voy a pedirte que no me ames, voy a pedirselo también al Cielo. Que no me poseas, me retengas, me apabulles, me desarmes y consumas.
Voy a pedirte que decidas, y de una buena vez por todas me elijas, me animes, me señales, me apremies y abraces o, caso contrario,
te retires, te alejes, te desaparezcas, desentiendas, te escurras y hagas humo.
Entonces si te desapareces, te escurres y haces humo, voy a pedirle al Otoño que no vuelvas a enfriar mi cama, que no me ames, ni me abraces.

02 enero 2009

Las cien posibles discusiones con Cacho y cómo evitarlas. Hoy: Cacho Amistoso Warning!

Usted recibe a Cacho y él sugiere pasar a tomar unos mates. Alerta! Cacho puede ser momentaneamente amistoso pero no deja de ser Cacho. "Aunque Cacho se vista de seda..." Entonces trate de no cometer errores que Cacho no dejaría pasar por alto. Caliente bien el agua para el mate, pongale las zapatillas a hijo/a para que no se ensucie los pies y evite por sobre todas las cosas hablar de ningún amigo, chongo, amante. Cacho hablará de sus miniiiitash sin piedad aunque no confirmará ninguno de los rumores de romance legal. Como si a Ud. le importara en algo que él se esté revolcando con la hermana de la ex mujer del amigo...
Abra la puerta y salude efusivamente a hijo/a. Y a Cacho dele un apretón de manos y deseele feliz año nuevo. Y relaje. Esto no puede durar mucho!

XV: De la eterna espera del Amor.

Silenciosa, enojada, medio muerta, revivida, cansada, triste y abandonada. Con la medalla milagrosa entre las manos le rezo al único pedacito de religión al que le creo, pidiendole que te apures que ya no aguanto y el tiempo va pasando y seguimos separados... en esa separación tan rara que nos une. Vos me llamás, yo te pido que me dejes, yo te pregunto como andás y nos damos un abrazo de despedida hasta mañana, pasado o hasta que todo pase.
Ansiosa, contenida, alegre, oscura o florecida. Con un puñado de ganas en cada mano, mientras tardas en resolver, yo apilo momentos solitaria en la larga espera del amor.