El frío ténue de marzoabril, la luz grisasea del cielo quedándose sin hojas, los ojos pastosos de los domingos vacíos de planes ni proyectos, la bufanda con olor a naftalina y la polera arrugada del año anterior, el helado derritiéndose en la boca y apretando el frío sobre el pecho.
La vereda pareciéndose a un cuadro impresionista, la música raspando en los oídos, mejor dicho: en las orejas, las manos sin consuelo que te esperan cada día, tristes y otoñales sin compañía. Ella y Aretha chillan despidiéndose del verano, y el día que se acorta para recibir a la nostálgia.
Entonces el miedo, por lo horrendo y sangriento, conserva un lugar reinante en mi vida. Y lloro lágrimas tibias, turbias.
Me despeino, me desnudo, me abandono y con una espada y un escudo avanzo.
Llegaré vivo al próximo Verano.
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