[todo lo que tengo se lo he pedido prestado a mi imaginación]


12 agosto 2015

Orgía

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Personas. Vínculos.
Gente como paliativo.
Tocar cuerpos y dejarse tocar. Sudar, fluir, gemir. Como pastillas, gente en dosis exuberantes para combatir los dolores. Gente que no me deje pensar, para no pensarte. Gente que no me deje dormir, para no soñarte.
Para no nombrarte, gente con la que conversar sobre modas, religión, política. Para no sentir, personas que enfríen el ambiente, así se me refresca el corazón.
Gente como sustituto, como muleta. Gente para no renguearte así.
Mirar bocas que dicen cosas que no importan demasiado mientras imagino las palabras que le pondría a la tuya.
Gente. Personas.
Sin nombres. Sin caras. Sin piel. Sin colores definidos. Sólo gente. Gente sola. Sola yo.

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Salgo, pegajosa, desde adentro de un sueño que al mismo tiempo que intento recordar voy olvidando. Tomo conciencia de una espantosa resaca y procuro no abrir los ojos. Un cuerpo extraño se entrelaza al mío. Hay un brazo bajo mi cuello y una pierna me toca un pie.
Con los ojos cerrados creo desear que sólo sean partes sueltas. Sospecho se me antojan pedazos de un maniquí, un maniquí caliente.
Ojalá pero no. Persona. Ser viviente y sábanas.
El vaho me empaña la mirada pero, acá estoy. Es mi casa o la del cuerpo? Es la mía. Es mi jean o es el del cuerpo? Éste, es mío. Es lunes? Es domingo? No, es viernes. Hoy trabaja el cuerpo? Yo trabajo. Cómo hacer para salir de acá?
El vaho, en realidad, me nubla las ideas. Es la persona, paliativo, sólo un aplazo más. Es un día menos para ocuparme de guardar cada cosa en su lugar. Fue una noche menos llena de horas para pensar o sentir. Fuimos simples e instintivos cuerpos y, ahora, este cuerpito se quiere ir.
En cambio, el cuerpo ajeno se viste y desaparece dejándome a solas con mi dolor de cabeza y un par de moretones vaya uno a saber de qué.