Me miro en el espejo, me corto el pelo de a mechones, me vuelvo a mirar. Un brillo especial en mis ojos me impide ver más allá.
Me siento perdida, ni sé lo que busco. Me araño las mejillas hasta que tibia sangre me arde en la cara. Con la tijera amenazo al espejo: te sacaré los ojos! y me río desafiante.
Me tajeo histéricamente las muñecas, me observo y lloro. Ni sé lo que busco!
Te odio! Grito y el espejo me lo devuelve furioso.
Vomito y cuando levanto la vista me encuentro tan sola que doy lástima.
Lleno la boca de agua y hago gárgaras. Escupo.
Y cuando siento la puerta ya es tarde.
Me miro al espejo y aquella pobre desgraciada tiene la tijera clavada en el corazón.
Y lloro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario