Silenciosa, enojada, medio muerta, revivida, cansada, triste y abandonada. Con la medalla milagrosa entre las manos le rezo al único pedacito de religión al que le creo, pidiendole que te apures que ya no aguanto y el tiempo va pasando y seguimos separados... en esa separación tan rara que nos une. Vos me llamás, yo te pido que me dejes, yo te pregunto como andás y nos damos un abrazo de despedida hasta mañana, pasado o hasta que todo pase.
Ansiosa, contenida, alegre, oscura o florecida. Con un puñado de ganas en cada mano, mientras tardas en resolver, yo apilo momentos solitaria en la larga espera del amor.
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