No tengo que olvidarme de dejar desparramados recuerdos. Muchos y, minuciosamente desparramados en estratégicos rincones, específicos recuerdos.
El aro del piercing en la panza que te transporte hacia mi vientre, mi ombligo, a la panza donde pensabas albergar a tus hijos.
Esmaltes secos, de uñas moradas que adornaban mis manos cuando arrodillada frente a tu ser te acariciaban directo al placer.
Anotaciones en la lista de empanadas por teléfono. Anotaciones de noches de fiaca y felicidad. Recuerdos de tiempos lejanos pero remachados al sentimiento del amor.
Miles de cabellos enredados en tus swetters, de mi color, de mi espesor. Cabellos de mi cabellera, aquella de la que te agarrabas a medianoche para no hundirte en pesadillas de ruptura y separación.
No tengo que olvidarme de que la bronca demuestre mi dolor. De que el dolor sea sólo por tu culpa ni de que los recuerdos sean muchos y desparramados.
Debería ubicarlos allí donde, cuando otra camine a la inversa sobre mis pasos, duelan como me duelen hoy a mi. Y que el dolor que le cause sea sólo por tu culpa. Esa culpa que se genera al ignorar de mis recuerdos, al haberte olvidado el color de mis cabellos o el sabor de mi vientre. Al haber olvidado de la felicidad remachada al amor.
El aro del piercing en la panza que te transporte hacia mi vientre, mi ombligo, a la panza donde pensabas albergar a tus hijos.
Esmaltes secos, de uñas moradas que adornaban mis manos cuando arrodillada frente a tu ser te acariciaban directo al placer.
Anotaciones en la lista de empanadas por teléfono. Anotaciones de noches de fiaca y felicidad. Recuerdos de tiempos lejanos pero remachados al sentimiento del amor.
Miles de cabellos enredados en tus swetters, de mi color, de mi espesor. Cabellos de mi cabellera, aquella de la que te agarrabas a medianoche para no hundirte en pesadillas de ruptura y separación.
No tengo que olvidarme de que la bronca demuestre mi dolor. De que el dolor sea sólo por tu culpa ni de que los recuerdos sean muchos y desparramados.
Debería ubicarlos allí donde, cuando otra camine a la inversa sobre mis pasos, duelan como me duelen hoy a mi. Y que el dolor que le cause sea sólo por tu culpa. Esa culpa que se genera al ignorar de mis recuerdos, al haberte olvidado el color de mis cabellos o el sabor de mi vientre. Al haber olvidado de la felicidad remachada al amor.
2 comentarios:
El problema es repetir. Es una debilidad humana, pero el final de la película es siempre el mismo. Cuando a uno no le gustó el final, la próxima vez tiene que ver otra peli. Muy lindo lo que escribiste. Suerte que podés escribir.
La repetición que quiero marcar es esa posibilidad de ser yo la que se va o ser yo la que llega o ser vos la que se fue. O que sea alguna desconocida... a quien no le duele pensar en la ausencia del recuerdo y quien no ata sus recuerdos a detalles materiales?? O sensoriales... O ambas. No??
Una vez leí a Laleft decir que al abrir el frasco de una especia al cocinar había traido de regreso a Marion. A ella no le gustarà saber que se la revive en un perfume??
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