Yo también quería mirarla a los ojos. Quería su aroma cerca de mi nariz, sus pestañas entrecerrándose frente a las mías. Yo quería sus brazos lacios al costado del cuerpo para tomarlos por los codos y articularlos rodeándome el cuello.
Quería su cintura, suavecita como el terciopelo, y la piel de gallina de los hombros. Sus pecas, sus lunares. El perfume de la ropa limpia contaminado apenas por el humo del cigarro.
Quería que mis palmas transpiraran inocencia.
Yo quería el aliento entrecortado de los nervios. Los rulos despeinados tragándose mis manos. Yo quería el pecho palpitándole de miedo y apretado sobre el mío tan asustado.
Yo también quería la vergüenza de la boca que no sabe qué decir y acaso el silencio tartamudo y bocinazos.
Quería que quisiera pues yo también quería.
Yo siempre quise besar a una chica.