Te veo, puro fuego. No me importa qué decís ni que contás.
Ni los problemas, las verdades ni las más sólidas tristezas.
Sacudime.
Hagamos ruido, barullo, bochinche.
Que nos sancionen, amonesten, que nos arresten, echen. Que acaben con nosotros. Acabemos.
Tengamos guerra, armemos estrategias, invadime, dejate convencer.
Me inspirás, sabelo.
Remontemos el bache, salgamos del barro.
Disfrazate de lo que sea, desvestime.
O con la ropa puesta haceme lo que quieras con palabras.
Hagamos lío, rompamos todo, te rompo el alma.
Prendamos fuego, derretime con la mirada.
Comeme, tomame, no me tragues.
Rendite a mis pies, subí por mis piernas...
No me hagas hablar, voy a gritarte todo, nada quiero callar...
dejemos los susurros para otro momento
Seamos animales, reptemos, volemos, corramos, nademos.
Extinguime, reproducime, evolucioname.
Todo esto puede quedar acá, para el recuerdo.
En la imaginación caliente.
O podemos concretarlo, realizarlo, materializarlo, definirlo.
Hagamos un trato,
no lo pensemos
que pase...
mientras tanto:
me quemo, combustiono, estallo, me prendo...
Ardo
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