Marsalis. La luz roja.
Me sangra la boca. Me sangra y me sale espuma por los ojos. Y reviso papeles buscando la cura.
Me prometiste y no cumpliste. Ahora quisiera una indemnización.
Estoy manchando cartas y fotos con espuma colorada. Ojalá pudiera estropear tanto esos recuerdos hasta hacerlos una pasta inservible de celulosa y gelatina.
Estoy fotosensible. Estoy ultrasensible. Estoy sangrando por los ojos y me salen recuerdos por la boca. Digo en voz alta que te amo y que ya no. Digo que me estropeaste los recuerdos y lo digo tan fuerte que me doy cuenta que no. Digo tanto que mancho todo, los papeles con sangre y el pasado con odio.
Marsalis, cortala! Marsalis me corta con su sonido y me sangran ahora, también, los oídos. Es que detrás del saxo se oyen tus gritos. Guturales sonidos que me lastiman el ego.
Mujer, quizás no te habría dado semejante momento ni lugar si tu puñal no hubiese sido tan filoso, sino hubiese estado tan oxidado. Si al mirarme mientras me alejaba no te hubieses sonreído.
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