[todo lo que tengo se lo he pedido prestado a mi imaginación]


25 mayo 2016

El peso de las teclas


Me compré una máquina de escribirte poesía.
Escribo en la máquina hojas de prueba, una carta, dos poemas. Escribo en la máquina vieja que compré por tres billetes, que estuvo toda mi edad completa guardada en un estante de un placard hasta llegar a mis manos, y me cuesta escribir porque perdí la costumbre allá en la niñez. 
Escribo y las letras se imprimen tímidas. Es el peso de las teclas tan distinto. Para escribir hace falta decisión, cada palabra se piensa en firme para que en el papel se entienda.
Me compré una máquina de contarte mis sueños. Tengo el doble de los años que tenía la primera vez que la soñé. Tengo el doble de la edad que siento adentro, cuando escribo en esta máquina de decirte que te quiero en rojo y negro. La mitad de la vida que viví me hacés sentir, pienso antes de escribirlo, que se pasó volando. La mitad de la vida que viví parece tener todo un sentido nuevo, escribo decidida. Pongo la fecha, tabulo otra vez, acomodo la hoja. Escribo un cuento y tardo tres horas para sacar tres hojas. Todo el tiempo soy feliz y el sonido de la máquina es una música increíble. Todo el rato sé que no necesito nada, nada más, y sin embargo sé cuánto me gusta lo que yo quiero.

No hay comentarios: