No sé. Mejor dicho, sí sé. No quería que te quedaras...
Si bien me hubiese encantado escucharte decir que me amás, que vos no te querés separar, que te duele; no quería que la charla terminara en una reconciliación pedorra de esas de siempre, que muchas veces hasta incluyen el sexo que nos estamos debiendo y una densa vuelta a lo de siempre. Una madrugada templada y la mañana siguiente más fría del año. No. Para eso andate, sabés?
No quería que pusieras cara de nada tampoco y que afirmaras varias veces que vos no querés seguir conmigo.
Entendí, ahora que me quedé sola, que cada vez que decías si llegamos, finalmente, a decidir separarnos estabas queriéndome decir que no estás seguro. No, yo tampoco. No quería que te fueras. No quería quedarme sola, sentada escribiendo las cosas que estoy escribiendo sólo para no ir hasta la cocina a tomarme sin prisa y sin pausa alguna, si no todas, las botellas que muestran desafiantes sus mitades vacías. No. Te tenías que quedar, entendés?
Entendí, ahora que me quedé sola, que cada vez que decías si llegamos, finalmente, a decidir separarnos estabas queriéndome decir que no estás seguro. No, yo tampoco. No quería que te fueras. No quería quedarme sola, sentada escribiendo las cosas que estoy escribiendo sólo para no ir hasta la cocina a tomarme sin prisa y sin pausa alguna, si no todas, las botellas que muestran desafiantes sus mitades vacías. No. Te tenías que quedar, entendés?
No sé, qué sé yo!
Quizás así sea lo mejor. Vos te vas y yo aprendo a vivir otra vez sin vos. Doy vuelta los muebles del living. Compro varios, muchos, adornos económicos pero que zafen en el bazar barato que abrieron hace poco. Me anoto en algún otro curso, me corto el flequillo y, de tanto aguantarme las ganas de llenar las botellas de vacío, pierdo los kilos de más que hace rato te molestan a la vista cuando buscás algo en mi que te encienda. Me siento superficialmente aliviada así vos podés terminar por sentirte aliviado por mi y, los dos, nos dejamos convencer de que está todo mucho más ordenado y prolijo así.
Sí, es lo mejor así. Fingir que no nos queríamos demasiado, casi nada, a ver si el dolor se lo cree y desaparece.
O quizás nos estemos equivocando. Entonces vos te vayas y yo llore todas las noches hasta que el cansancio me venza y duerma cada vez peor. Y pierda esos kilos, sí. Y me mantenga a duras penas fuera del camino del exceso, pero sólo porque sin vos no tenga sentido tampoco ser Barbie Superstar. Seguramente abandone el curso junto con el curso de mis días. Probablemente trastabille en repetidas oportunidades y vos también, también adelgazado y resistiendo a tus propios vicios, sientas que estamos equivocados en la decisión y cada cual en su miseria se esfuerce por hacerlo notar.
Sí, equivocarse sería lo correcto. Elegir mal, que vos te vayas y que yo me quede, que nos extrañemos. Que nos extraviemos, solos. Que nos perdamos, nos busquemos y nos desesperemos frente a la idea de no volvernos a encontrar.
Que entendamos, de una puta vez, que con el amor sólo no alcanza. Y que sin el amor todo sería más sencillo. Que me vuelvas a mirar a los ojos, que te vuelvas a dejar conmover. Que digas algo, que me escuches un segundo... algo, qué sé yo.
No sé...
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