[todo lo que tengo se lo he pedido prestado a mi imaginación]


09 enero 2013

Reconstrucciones

Yo tenía unas manos. Unas manos de dedos raros y uñas pequeñas, ásperas y vacías. Yo, en esas manos, sostenía dolores y miedos y fantasmas y pastillas. En aquellas manos, envejecidas, había callos de tanta tierra y tanta amargura sostenida.

Tenía ojos oscuros; los tengo todavía. Ojos abiertos, cansados; enmarcados en pestañas postizas. Y con mis ojos, hinchados de tanto llanto y tanta trasnoche agria, miraba pasar la vida ajena y no encontraba la mía.

Yo tenía un vientre y, de ese vientre, una hija. Pequeña, inteligente, bellísima. Y con mi hija pequeña, desoladas, esperábamos formar una familia.

Llegaste vos, con tus perras y todas tus mochilas. Con tu pasado, tu historia, y algunas pesadillas. Y juntos a vos, y tus perras, elegí vivir mi vida.

Yo tenía manos, vacías. Y ojos oscuros, hinchados. Y una hija. Y con tus cosas, y las mías, le dimos sentido a los días.