primero,
como a casi todo,
le tenés miedo;
uno de esos miedos inexplicables
infantiles y gigantes
y huís
despavorida
evitás
quedar cara a cara con ella
intentás
llenar el tiempo
vaciar el tiempo
matar el tiempo
quemarlo.
más tarde
te resulta
menos fatal y
un poco más indiferente
va haciéndose mansita
la bestia, calma
se aplaca el temor
ya no hace tanta falta
pensar en cuándo
ni en cuánto
o cómo pasará
el tiempo
tic
tac
tic
tac
tic simplemente, tac
transcurre
vos despertás
abrís un ojo, el otro,
la boca y el bostezo
también los brazos
-me desperezo-
y te estirás
como se estira el tiempo
sin preguntarte tanto
cuándo cuánto cómo
tanteas la almohada y girás
para el otro lado
o para el otro... y seguís.
Un día;
probablemente sea la noche
de un día
larguísimo y agotador
cansada
te sientes a comer alguna porción fría
tomando agua directo desde el pico
secándote la boca con la mano
con los pies sobre una silla
-me desperezo-
y el tiempo haya pasado
pesado
pisado
haya pasado mucho
lleno de cosas
arremolinando los meses
volándote algún que otro plan
y los miedos, fundamentalmente,
y se haya hecho, no sólo mansa
ni simplemente calma
y acá te veas, irreconocible
agradecida de habernos conocido
nueva mejor amiga
la soledad.
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