[todo lo que tengo se lo he pedido prestado a mi imaginación]


23 mayo 2017

De pronto me derrumbo.
No hay grietas que soporten este paso de los años descuidado.
Si ya no quedan rastros de los pisos, ni mucho menos de los muebles. Soy sólo un montón de yuyos creciendo desde los escombros. Alguna que otra persiana baja, rota, por la que filtra un rayo de sol. Un patio con baldosas partidas, una pelota pinchada sobre una rejilla de hierro. Una canilla goteándole encima. Un encendedor desarmado. Semillas de un árbol del que no se sabe el nombre pero se lo conoce de memoria. El color del polvo sobre azulejos celestes. Una hoja seca de helecho. Una piedrita para nada preciosa, ni silvestre siquiera, demasiado común. Una tarde de otoño, hoy.

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