Te acordás? Siempre jugando conmigo. A quererme y no quererme; a llamarme o a olvidarme...
A desearme o no mirarme, a besarme o a ignorarme.
Lo recuerdo bien. Acurrucada en un colchón, esperando de tu mano mucho más que un apretón, con un vaso de licor y un cigarrillo... estirándome para alcanzarte en el silencio algún que otro sentimiento que te sirva de canción.
Te acordás? Vos solías dormirte sin haberme complacido y yo, tan necesitada en esa época, me sentía cerca tuyo al menos y, abrazada a tus últimos ronquidos, me dormía ya cuando en tu cuarto entrara luz.
Siempre jugando, siempre.
Y el recuerdo pasea otoñal entre mis labios, trova por más y se escurre burlón.
1 comentario:
Qué juego tan triste...
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