Yo no me morí ese 29 ni, tampoco, comí ñoquis. Me esperaban compañeros de trabajo para almorzar y no llegué pero no, no me morí.
Intenté con torpeza ser distinta y ese día, que ni matándome morí, lo conseguí. Abrí en bombacha y con violencia la puerta hacia otro mundo. Abrí mi vida al medio y en lugar de tripas se me salieron los fantasmas. Si morirse era un corazón sin latidos, yo ya volví de ese silencio y, si morirse es no volver, yo no morí.
Ahora, si vivir es aceptar las cosas aún sin entenderlas, hacer feliz a todos los demás antes que a uno, cerrar los sueños porque sea medio tarde o muy temprano. Si vivir es no reincidir nunca porque hay que aprender cuando los demás lo esperan y como los demás lo quieran; si vivir es nunca contradecirse porque la contradicción sea poco seria. Si vivir es seguir una línea de tiempo, es sacar fotos pero no de pies. Si vivir es dibujar con coherencia y escribir sin doble setido. Si vivir es hacerse llamar por el nombre que dice el documento. Si vivir es madurar aburrimiento como manzanas que se pudren en el piso antes que nadie las descuelgue para morderlas como yo muerdo las panzas de mis hijas, inmaduras y tiernitas. Si vivir es cerrar el ciclo del amor porque ya a esta altura qué me voy a andar enamorando. Si vivir es pensar que ya nada podría ser peor, o mejor o distinto. Morir es creer que si ya cambió una o dos veces ya más no debería cambiar. Si vivir es lo normal, lo corriente, lo concreto, lo tangible. Si morir puede que sea la vida eterna en la gloria del Señor pero sólo si se nos perdonan los pecados. Si vivir son sólo los hombres porque las mujeres no te gustan y encima los hombres no lloran; sólo los fines de semana porque de lunes a viernes trabajas, sólo las vacaciones porque hay que llegar a fin de mes y en navidad sólo vitel toné con ensalada rusa... bueno. Para mi morir es tener las cosas siempre guardadas donde se espera que estén. Morir podría ser disimular lo que en realidad me encanta ser. Si vivir es eso, lo que para mi no importa ni aunque me lo remarquen con resaltador flúo y muchas flechas, entonces sí. Si vivir es el hastío y lo predecible de ir muriéndose con cada amanecer entonces ese 29 de Mayo de 2008 me ahí quedé enterrada y mi más sentido pésame al que no quiera dejar de llorarme. No, yo no estoy triste. Me maté bien muerta y hoy estoy, latido tras latido y aire adentro y para afuera, viva como yo elijo y ustedes sepan conmigo vivir y celebrar.
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